Mascotas

junio 02, 2025

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Filina: Mi gatita, mi refugio

Filina llegó a mi vida en un momento muy difícil, cuando estaba atravesando una etapa de depresión y acababa de vivir un accidente traumático. Me costaba mucho dormir, me sentía insegura, vacía. Pero cada noche, Filina se acurrucaba a mi lado y con sus ronroneos suaves y su calorcito, me ayudaba a encontrar algo de paz. Me hacía sentir acompañada, protegida. Desde entonces, cuando ella no duerme conmigo, me cuesta dormir. Se volvió una especie de guardián silencioso, una presencia que me da calma y que, en muchos sentidos, sanó partes de mí que ni siquiera sabía que estaban rotas.

Lo más bonito de todo es que aunque a mi mamá no le gustan los gatos, Filina ha sido la gran excepción. Ella misma ha reconocido lo mucho que mi gatita me ha ayudado emocionalmente, cómo ha sido una compañía real, constante y significativa para mí. Por eso, Filina no solo es aceptada en la casa, es la consentida. Tiene un lugar especial en cada rincón, en cada miembro de mi familia. Todos terminamos rindiéndonos ante su ternura y su carita de “yo no fui”.

El nombre Filina tiene un significado que la describe perfectamente. Viene del griego "phílos", que significa amor o amistad, y de "felis", que significa gato. Así que su nombre puede interpretarse como “la gata del amor” o “la gata que ama”. Y sí, eso es exactamente lo que ella es para mí: una manifestación de amor felino, suave pero firme, discreta pero muy leal.

Aunque es muy nerviosa y reservada con extraños, con mi familia y conmigo es lo más dulce y amorosa. No es la típica gata indiferente, ella es especial. Tiene una pijamita con estampado de vaca que adora tanto que cuando intentó quitársela, se escapa corriendo. ¡Es muy chistosa! Además, su juguete favorito son unas pelotitas con cascabel que la hacen correr como loca por toda la casa.

Filina es parte de mi rutina, de mi día a día, de mi vida. Me escucha cuando le hablo, me acompaña cuando estudio, se acurruca cuando estoy cansada y me busca cuando estoy triste. Es más que una mascota: es mi compañera emocional, un lazo de amor que me enseña que a veces, para sanar, no hacen falta palabras, solo una pequeña criatura peluda que decida quedarse a tu lado.

Gracias a ella, he aprendido lo poderoso que es el vínculo humano-animal, y cuánto bien puede hacer una compañía silenciosa. Filina no solo me acompaña, me ha enseñado a cuidar y dejarme cuidar, a estar presente, a apreciar las pequeñas cosas. Y cada vez que la veo dormida, con su pijamita y su carita tranquila, recuerdo que no importa cuán difícil haya sido el día, siempre hay algo tierno que me espera al volver a casa.